Pero hubo una cosa de la que no hablamos pero que siempre estuvo ahí, y es ese "algo" como diría Ibán que convierte el pan en algo mágico. Una simple mezcla de harina, agua y sal que al calor de un buen horno se convierte en un alimento primordial, lleno de complejos aromas y sabores, que despierta pasiones y que siempre toca en un punto muy profundo de nuestro interior.
Ese "algo" que a tantos nos ha cautivado, y nos ha despertado la pasión por el alimento más antiguo, más humilde y más sencillo que existe: el pan. Y este "algo" es lo que nos hace esperar el momento de la semana en el que haremos pan, o ir a buscar la mejor harina molida a la piedra, cuidar nuestra masa madre, y mirar con ilusión por la puerta del horno cómo crece esa hogaza que estamos horneando, cómo el primer día que hicimos pan.
Hacer pan nos transporta, nos inspira, nos alimenta y nos cura. Y sobretodo nos recuerda, nos recuerda ese "algo" que añoramos, que está en un rincón recogido y silencioso de nosotros, nos recuerda ese calor íntimo como las brasas apagándose dentro del horno, y nos recuerda la belleza y la nobleza de las cosas antiguas, cómo lo es un buen pan de verdad.

¡Ah! Estrenamos página web, aún está un poco "en obras", pero poco a poco: http://www.panbaraka.com/
Os esperamos ahí.